UN GALLEGO EN LA TRIPLE FRONTERA

Iván Alejandro Ulloa Bustinza, profesor de Español na Universidade Federal da Integración Latinoamericana (UNILA), en Foz do Iguaçu, vive desde fai dez anos en Brasil.

Naceu en Eibar no ano 1978, onde seu pai era profesor. Volve a Galicia con dous anos. Estudiou na Universidade de Vigo. A súa nai é vasca e por parte de pai as raices estan en San Felix do Varón , onde aínda vive a súa aboa con 96 anos

AVANTAR ACTIVIDADES

Artigo : “UN GALLEGO EN LA TRIPLE FRONTERA

En enero de 2010 viajé a Rio de Janeiro como profesor visitante de español, con una beca por un año, renovable por otros tres. Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue la facilidad que tuve para entender el idioma, parecía que llegaba a un pais en el que 260 millones de habitantes hablaban gallego.       

            En diciembre de 2013, poco antes de cumplir los 36 años, gané una plaza de profesor de español en una Universidad de Brasil, convirtiéndome en funcionario federal. Después de tres años viviendo “na cidade maravilhosa”, una metrópolis de seis millones de habitantes, me trasladé al que sería mi nuevo hogar, Foz do Iguaçu, la ciudad de las Cataratas más conocidas del mundo y sede de la Itaipu: la central hidroeléctrica que produce mayor cantidad de energía en el planeta.            

En esta región, cuna de los indios guaraníes, el rio Iguaçu desemboca en el Paraná, segundo rio más grande de América del Sur después del Amazonas, y juntos delimitan la llamada Triple Frontera, entre Paraguay, Argentina y Brasil. Me encantaron la naturaleza virgen que todavía existe aquí y la vida salvaje que aún se puede apreciar: los pájaros, los lagartos enormes, los gambás, las capivaras, los coatíes e incluso algún que otro jacaré que tuve la oportunidad de ver

Esta frontera no deja de recordarme en algunos aspectos a la frontera entre Galicia y Portugal, con la desembocadura del rio Miño, las relaciones comerciales fluidas y el llamado “portuñol”. Del lado Paraguayo de la Triple Frontera, al que se accede desde Brasil por el Puente de la Amistad, se encuentra Ciudad del Este, a donde llegan personas de toda América, pero especialmente de Brasil, para comprar productos importados a buen precio en alguno de los cientos de tiendas y centros comerciales, intentando, eso sí, discernir entre productos originales y falsificados.

            Debido a estas relaciones internacionales entre los tres países, el ex-presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, decidió crear en 2010 la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), con alumnos y profesores de toda América Latina, para refrendar la acción política y económica del MERCOSUR.

            Tanto en las clases como fuera de ellas, es una maravilla compartir la vida con personas de diferentes países y culturas, con una diversidad que hace crecer a las personas, las vuelve más tolerantes y sabias. En este sentido, tal vez por deformación profesional, una de mis aficiones es descubrir las infinitas variaciones del castellano, influido, además de otros factores, por las diferentes lenguas indigenas que se hablan en el continente. Cada nacionalidad trae su tonalidad y su música, su sintaxis y su léxico, sus ritmos y sus gestos.

            Lamentablemente, el sueño de una universidad solidaria y tolerante, para la integración de los pueblos y etnias de América Latina, choca directamente con las energias destructivas y reaccionarias que recorren actualmente Brasil. Y es que en los últimos años, exactamente desde el Mundial de 2014, celebrado en este país, el ambiente político, social y económico se ha ido degradando cada vez más.

            En estos momentos, con la Universidad paralizada por causa de la pandemia global de coronavirus, alumnos y profesores uruguayos, argentinos, colombianos, venezolanos, chilenos, paraguayos, bolivianos, y de otras muchas nacionalidades se encuentran encerrados en sus casas de alquiler en una ciudad extranjera, muy lejos de sus familias, viendo atónitos por televisión las declaraciones de un presidente extraño, cada vez más lejos de la realidad.

            Aquel sueño brasileiro que antecedió al Mundial de Brasil 2014 y a las Olimpiadas de Rio de Janeiro, se convierte en pesadilla al ritmo en que se inauguran escuelas militares a lo largo y ancho del país, pero desde la UNILA seguiremos enarbolando la bandera de la fraternidad entre los pueblos frente a las oscuras fuerzas que se manifiestan, cada vez más intensas, hasta que lleguen mejores tiempos.