José Manuel García Iglesias. Es Catedrático de Historia de Arte Moderna y Contemporánea en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago desde 1986
Estamos celebrando el centenario del fallecimiento de Emilia Pardo Bazán. El 12 de Mayo de 1921 moría en Madrid. Sobre su tumba, en la cripta de la madrileña iglesia de la Concepción, puede verse una lápida, de mármol, que la señala, curiosamente, no como la gran escritora que fue, sino como “Terciaria Francisana. Dama Noble de la Orden de María Luisa”. En el mismo lugar, también, se alude a una de sus hijas, la” Illma. Señorita Carmen Quiroga y Pardo-Bazán”; se reconoce a ésta, como “Terciaria Franciscana, María de los Sagrarios. Dama de la Maestranza de Ronda”, fallecida en 30 de mayo de 1935, momento al que ha de corresponder la lápida en cuestión, testimonio, pues, del fallecimiento de dos mujeres, reunidas tras la muerte y que, desde los epígrafes reseñados, quieren ser valoradas, por lo que las había significado en lo religioso: el ser, en este orden de cosas, partícipes de la Orden Tercera de San Francisco; no hay que olvidar que, en 1881, doña Emilia había escrito un libro titulado San Francisco de Asís, lo que supone la consideración que su devoción entraña; primero para la escritora, después, para esta hija.
Doña Emilia había nacido en A Coruña en 1851. Se casa a los 16 años – estamos en 1868- con un estudiante de Derecho, don José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, nacido en Banga (O Carballiño) . Tendrán su primer hijo, Jaime, en 1876; habían pasado ya ocho años de su matrimonio. Después nacerá María de las Nieves – llamada Blanca- y, por último, la citada Carmen, ya en 1881. Se separará el matrimonio en 1884, de forma privada y amistosa. A partir de entonces cada uno seguirá su camino. Pues bien hemos de tener en cuenta este contexto a la hora de acercarnos a las páginas de El Cisne de Vilamorta, novela de Emilia Pardo-Bazán, publicada en Madrid, por parte de la Librería de Fernando Fé, en 1885; por lo tanto un año después del momento en que concluye esta obra, en A Coruña, en Septiembre, precisamente de 1884.
El Cisne de Vilamorta es un paso más en la trayectoria por la vía del naturalismo de doña Emilia, ahora impregnado, en este libro, de un toque al tiempo romántico y regionalista. El escenario es O Carballiño y su territorio inmediato, lugar en el que, de cuando en cuando, sobre todo en su pazo de Banga, vivía con los suyos. No es extraño, pues, que el paisaje, los personajes, las costumbres, plasmadas en sus páginas, nos hablen de tal marco espacial en esos años. Estamos ante una mujer joven; tiene, por entonces, 33 años; está dispuesta a cambiar su situación familiar y dejar, de algún modo, un territorio que, a veces, nos describe con talante poético. En cierto modo se podría decir que es éste un texto impregnado de melancolía, que deja atrás un mundo, y se dispone a recorrer otros…
Que el Ayuntamiento de O Carballiño haya editado ahora, en facsímil, esta obra, en un momento en que se celebra este centenario, nos parece todo un acierto. El mejor modo de honrar a quien escribe es leyendo aquello que nos ofrece. Este texto, con 137 años en su ser, es especialmente grato para aquellos que estamos vinculados a estas tierras, sintiéndolas, también, nuestras. Ya antes se le había dedicado una plaza – ahora con una escultura de Acisclo Manzano- y hay una placa, evocándola igualmente, en la casa, que fue, de los Quiroga, en la Plaza Mayor, en un lugar tan principal como es ubicarse enfrente del edificio del Consistorio.
Cabe recordar que, en el año 2014, el Instituto de Estudios Carballiñeses le dedicó el número 27 de su revista Ágora do Orcellón, con valiosos trabajos que merecen ser releídos. Por otra parte la Asociación Fotográfica Potiños es la autora de una buena exposición que nos lleva por lugares vinculados a esta escritora, en sus idas y venidas por estas tierras; puede verse en el Ayuntamiento. También, el Centro de Estudios Chamoso Lamas se ha involucrado en este tema promoviendo, con el apoyo del Ayuntamiento, la visita a diferentes lugares vinculados a esta autora. Y, por supuesto, Badalnovas no es, ni ha sido, ajeno a esta efeméride; uno de sus colaboradores, Carlos Meixome Quinteiro, ha dado a conocer – a través de cuarenta y cuatro artículos, hasta ahora, que responden al título conjunto de “Polo Avieiro de dona Emilia”-, sus múltiples saberes en este orden de cosas.
Un par de cuestiones más para terminar: dos notas a vincular con la iglesia de Banga. En su día me contó don José Filgueira Valverde – quizás por lo que le había dicho don Xosé Ramón Fernández-Oxea, estudioso de este templo y con quien había compartido la edición de un libro sobre los Baldaquinos Galllegos– que doña Emilia iba allí a misa, dada su proximidad al pazo familiar. Y le llamaba la atención, según relataba, la existencia de un cerdo pintado en la bóveda del presbiterio preguntándose sobre su posible significado; se trataba de una representación de uno de los trabajos de Hércules, el relativo al jabalí de Erimanto, algo que, en ese contexto de pinturas manieristas, cabe relacionar con los dones de la Divinidad, explicación que le otorga sentido a tal representación que a ella le intrigaba, realizada por El Pintor de Banga, referencia primera en el Arte Gallego del siglo XVI, puesto en valor en el libro que responde a tal título.
La otra referencia a Banga tiene que ver con su hija Carmen, también asidua asistente a esta iglesia; tanto es así que, en 1907 – por lo tanto aún en vida de su madre-, se hizo cargo de una serie de obras de remodelación de su retablo de la Virgen del Carmen… Las dos quisieron a estas tierras, las admiraron desde ese rincón privilegiado, en su ser y en sus vistas, que es Banga, desde el balcón de su pazo, y las dos, como antes decía, siguen unidas, en sus restos mortales, bajo una lápida en ese Madrid que, también, amaron tanto…
José Manuel García Iglesias
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Curriculum Dr José Manuel García Iglesias
José Manuel García Iglesias, catedrático de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo de la Universidad de Santiago, es autor de treinta libros y de más de doscientos artículos publicados en un amplio número de revistas de investigación. Ha dirigido los proyectos expositivos “Galicia no tempo” (1990-1991), “Galaecia Fulget” (1995-1996), “Galicia, Terra Única” (1997), Xacobeo 99 y Xacobeo 2004.
Se siente muy vinculado con O Carballiño por razones familiares; de ahí la especial presencia de estas tierras en sus libros El Pintor de Banga, Santa Baia de Banga, Galicia hacia la modernidad y, recientemente, El franciscanismo en Galicia. Ayer y hoy de su Patrimonio Artístico.
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