Juan Lois Mosquera
Con el fin de complementar lo indicado en nuestro anterior comentario titulado “Quizás, curiosas divagaciones sobre la felicidad y la tristeza” y en el cual, entre sus frases finales, había escrito, “estimo que nuestros futuros discursos traten de ser liberatorios para el ser humano, he creído oportuno describir unos ejemplos en los cuales “esa liberatoriedad” se manifiesta de una forma muy clara.
Imaginemos, por ejemplo, profesores de ESO, Bachillerato o de cualquier otra materia explicando o proponiendo preguntas a sus alumnos sobre las más diversas cuestiones. Desde mi modesta experiencia en matemáticas sencillas, recuerdo que los adolescentes, aunque ya conocían las herramientas necesarias para resolver correctamente un determinado tipo de problemas (por ejemplo, si un grifo-vertiendo solo-, llena un deposito en 6 horas y otro, también –vertiendo solo- lo hace en 10 horas, ¿cuánto tiempo tardarían en llenar ese mismo deposito, vertiendo los dos juntos simultáneamente). Curioso comprobar que bastantes alumnos contestaban que lo harían en 8 horas, (Suma de 6 y 10 y dividido por 2… Pocos de ellos, no ponían en duda ese resultado de 8 horas y no reflexionaban que si un solo grifo – vertiendo solo-, ya lo llena en 6 horas, como van tardar, entonces, 8 horas en llenarlo vertiendo ambos a la vez).
Lo indicado para esos clásicos problemas de grifos, por extensión, podemos añadirlo para alguno de los problemas de relojes, que se solían enunciarse así ¿ si a las 12 del mediodía, coinciden, superpuestas, las agujas de las horas y los minutos, dentro de cuanto tiempo, volverá a producirse, de nuevo, esa particularidad ?. Otra vez, sin reflexionar mucho, la mayoría de los alumnos contestan raudos “a la 1 y 5″, sin tener en cuenta que al desplazamiento de la aguja grande, desde las 12 al 1, también, como es lógico, le corresponde un pequeño avance de la aguja de las horas, por lo cual, a esa hora – 1 y cinco-, no coinciden exactamente, superpuestas las dos agujas-
Aunque no soy partidario de citar frases o teorías de científicos o filósofos ( siempre, tan unidos) de reconocida fama, en esta ocasión invito a nuestros lectores de Badal Novas a que le echen vistazo , si le es posible, a estos párrafos que escribe Roger Penrose ( Premio Nobel de Física 2020), al principio de su capítulo 2- FE-,. La revelación cuántica, en su reciente libro, “Moda, fe y fantasía”.
“La fe“ según mi Concise Oxford Dictionary, es la creencia basada en la autoridad. Estamos acostumbrados a que la autoridad ejerza una fuerte influencia sobre nuestro pensamiento, ya sea la autoridad de nuestros padres cuando somos jóvenes, de nuestros profesores durante nuestra formación o de personas en profesiones respetables como médicos, abogados, científicos, presentadores de televisión o representantes del Gobierno o de organizaciones internacionales ( o, de hecho, figuras importantes de instituciones religiosas). De una forma u otra, las autoridades influyen en nuestras opiniones, y la información que recibimos de esta manera nos lleva con frecuencia a tener creencias que no ponemos seriamente en tela de juicio. De hecho, a menudo ni siquiera se nos pasa por la cabeza dudar de sobre la validez de buena parte de la información que obtenemos así. Más aun, tales influencias de la autoridad suelen afectar nuestro comportamiento y nuestras opiniones en sociedad, y cualquier autoridad que podamos llegar a ejercer puede, a su vez, elevar el estatus de nuestras opiniones, que tendrán entonces la capacidad de afectar a las creencias de los demás.”
Reiterando (y recordando como alumno que fui en su día) una vez más la subjetividad de mis opiniones de las que uno, nosotros, quizás, no podemos escapar, en muchas ocasiones he tenido la impresión que algunos profesores se presentaban ante sus alumnos como una especie de magos superiores. Y creían que, con su listeza innata, resolvían, con enorme facilidad, los citados problemas de grifos, relojes u otros cualesquiera que, previamente hubiesen propuesto.
Volviendo al tema del inicio de este comentario, entiendo que los profesores y todas aquellas personas que dan sus explicaciones sobre diversos temas después de haber expuesto los caminos y las herramientas han de utilizar para llegar a las soluciones correctas de los problemas que, previamente habían propuesto, debían subrayar, debidamente, que ELLOS indicaron las respuestas correctas por qué antes las habían leído y estudiado en los libros correspondientes. Y que, ahora, a sus alumnos, les va ocurrir exactamente lo mismo, cuando lean y conozcan los textos adecuados., ya no dirán que dos grifos , manando juntos, tardan más horas ( 8 ) en llenar un depósito, que cuando vierten por separado , uno que él solo lo llenaba en 6 , o que la próxima coincidencia de las agujas de un reloj después de las 12 del mediodía ya no será a la 1 y cinco, ja,ja.
En alguna medida y, en general, algunos de nuestros profesores o aquellas personas que se dedican a explicar cosas, son parecidos a caminantes que van delante en una carretera, por ejemplo, 100 metros, y cuando llegan ellos primero a una curva de la misma, presumen, creo que equivocadamente, de ver detalles que, inexorablemente, también los verán el resto de los mortales, tan pronto como alcancen esos puntos del camino o lean los libros adecuados…
Lector, verdad que sería interesante que nuestros discursos tratasen de ser liberatorios para el resto de las personas y evitar,- presumir, implícitamente., de que nos creemos superiores a los demás.
Juan Lois Mosquera
Nota: Música sugerida: “Sonata para piano N° 17 “La tempestad”: III.Allegretto, de Beethoven – José David Rocha, piano.”
Curriculum de Juan Lois Mosquera :
Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño.
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