Juan Lois Mosquera: “Nuestras Titeretadas”

Juan Lois Mosquera


Quizás, al menos, hasta 1.952 o 1.955 se representaban en O Carballiño las Titeretadas y las llevaban a cabo  unas personas a las que llamábamos “Titiriteros” y   en nuestro “imaginario popular “,  se solían anunciar, de “boca  a boca”  con la expresión  “ Hoxe hay Titiritada”.

AVANTAR ACTIVIDADES

Las Titeretadas se celebraban en algunas de las noches veraniegas de los meses de julio o agosto… Ya por la mañana, un trompetista y una especie de pregonero, recorrían el pueblo  hasta  bien entrada la tarde, indicando, que por la noche (sobre las diez o diez y media  y en  lugar de costumbre) iban presentar un programa de actividades artísticas.

El lugar de costumbre era una   explanada grande de tierra existente frente a los bares actuales, EL Caserío,  Plaza, y  Copetín (véase fotografía adjunta)  Como el suelo estaba ligeramente más  alto en la zona del  Copetín, era allí donde solían colocar un pequeño  y sencillo escenario formado por una austera cortina, a través de la cual los diferentes artistas salían a escena.

Foto Miguel Anxo Fernández

No estoy seguro pero pudiera ser que en el entorno del Copetin, en aquellos años se cambiaban de vestuario en un local de  nombre Bar Pita…

No debemos confundir el trompetista de los titiriteros y el pregonero, con el clásico número de la cabra que va subiendo por unas sencillas escaleras de madera- 4 o 5 escalones- al compás, también, de una trompeta, hasta alcanzar (la cabra) un pequeño cilindro donde ella conseguía  colocar sus cuatro patas…

Entorno a las diez y media de la noche iban llegando los espectadores, los cuales se colocaban formando un círculo mirando hacia el Copetín que, como ya indicamos, allí estaba situado el escenario.

La mayoría de los niños  (de 5 a 10 años) nos sentábamos en el suelo de tierra, salvo aquellos que habían localizado alguna buena piedra grande que les servía de asiento.

Otras espectadoras levaban consigo de casa una pequeña silla o banquito para estar cómodamente sentados en primera fila.

En mi “imaginario popular” creo recordar de que, en general, al espectáculo de nuestras Titeretadas  asistían las clases medias y los considerados de clases inferiores, conformados principalmente, por las personas que ayudaban a las de un cierto poder económico en sus labores caseras: ir buscar baldes de agua a la Fuente de Flores, lavar la ropa al rio, planchar, etcétera.

En síntesis, no era normal encontrar entre el público que estaba de pie, cerrando el círculo, por ejemplo, a los dentistas, médicos, abogados, empresarios destacados, etcétera y ya no digamos a las esposas de los mismos.

A título anecdótico O Carballiño no era un pueblo aristocrático o con una burguesía muy distinguida. Viene a mi memoria  que  el baile que se celebraba en la Sala Metropol (situada en uno de los pisos del Edificio de los Cortesés)  había, como si fuese un guardia de tráfico, un Delegado  de la Empresa que indicaba a determinadas chicas  a que sala debían de ir, y a las que consideraba de bajo estatus social- bien por el empleo o por sus recursos económicos, las dirigía, obligatoriamente, para  otra sala distinta-

 La orquesta  como es lógico, tocaba las mismas piezas para  todos los asistentes.

Volviendo a nuestras Titeretadas, en aquellos años, los títeres, todavía, no disponían de equipos de megafonía y como suele decirse, el total de las actuaciones, además de ser en verdadero directo, tanto las canciones como los sencillos sainetes que representaban, lo hacían “a viva voz” y todo en castellano…

Las  canciones que interpretaban, casi siempre, tenían un toque flamenco, por lo cual los vestidos de las chicas eran de cola y floreados. Los hombres, trajes de flamenco, normalmente de color negro En las coplas que cantaban, interpretando diversos   “palos”  (sevillanas, bulerías, fandangos, rumbas,  tientos y las soleas) estaban acompañados, normalmente, por el sonido de una o varias guitarras que tocaban otros componentes del grupo.

En general, creo que la mayoría de los grupos que intervenían en las Titeretadas, estaba formado, entre mujeres, hombres y adolescentes, por unas diez personas, aproximadamente.

Continuando con mis recuerdos de aquel “imaginario popular” siempre había algún artista que hacía “Magia” con pañuelos, cajas y  cartas de una baraja, etcétera… Las distintas actuaciones se iban intercalando y en un momento dado, más o menos en la mitad de la función, esta se paraba y organizaban una especie de rifa  vendiendo  cintas estrechas de papel, numeradas, quizás del 1 al 999, para participar en un sorteo que generalmente, consistía en una colcha o una botella de coñac Fundador.

Siendo un niño, todavía, recuerdo, con asombro, que allí, en aquella tierra y suelo irregulares, una vez habían levantado un trapecio (Trapecio, película de Burt Lancaster, este como portador en ese famoso film). Dos palos gruesos colocados verticalmente que alcanzaban la altura de 8 o 10 metros, aproximadamente, unidos por otro horizontal del que colgaban los dos brazos de una cuerda, que en sus extremos inferiores estaban sujetos a  una  estrecha  tabla de madera, donde el trapecista se apoyaba para realizar  sus acrobacias. Aunque la altura de la tabla de madera respecto al suelo no era muy elevada, tengamos en cuenta, sin embargo, que su número lo hacían sin red, por ello, debajo del trapecista siempre estaban dos compañeros por si tenía un pequeño percance y se caía del trapecio al suelo.

Otra actuación estelar que viene a mi memoria, era aquella en que uno de los artistas, muy fuerte, se extendía en el suelo de espaldas sobre una manta y encima de su pecho colocaban una piedra de notable tamaño. Entonces, otro de los artistas, también, de constitución fuerte, con una gran maza, le propinaba un duro golpe a la piedra y esta- la piedra-  aparecía partida en dos grandes trozos, casi similares,  que habían caído a ambos lados del pecho del hombre que soportó el  golpe de la maza.

Una  singularidad de nuestras Titeretadas es que en algún momento de la función, solicitaban la colaboración voluntaria de 2 o 3 personas del público, (casi, siempre salían los mismos) para intervenir en números relacionados con la magia (les tapaban los ojos con una venda oscura y opaca) y después de barajar el naipe, sacaba una determinada carta de una baraja,  que, por ejemplo, había elegido alguna persona del público. A los voluntarios que colaboraban en algún sainete cómico y breve  conseguían como premio moral, arrancar grandes risas y aplausos del público.

Normalmente los Titiriteros solían tener  una estancia de 1 o 2 días en el pueblo (un solo día era lo más frecuente), pero cuando eran de  2, recuerdo  que al finalizar la primera actuación, siempre resaltaban “mañana nueva función, a la misma hora, pero con un espectáculo totalmente diferente”. En general, volvían a ser canciones parecidas y las nuevas actuaciones poco se diferenciaban de las de la noche anterior.

Yo guardo en mi cerebro, como una especie de síntesis de todo el espectáculo y lo que le rodeaba, el ver como de distintos lugares  del pueblo y a través de diferentes calles iban llegando cantidad de personas, bastantes con su pequeña silla o banquito con el fin de sentarse en primera fila e ir conformando el auditorio en forma de circulo.  Luego, al finalizar la función, todas regresaban a sus domicilios. Por supuesto., también, las que habían llevado   la pequeña silla o  banquito  para sentarse cómodamente y en primera fila… .

-Lector, si tú recuerdas aquellas Titeretadas,  con tu imaginación, trasládate a  esa época    y rememora las escenas o los momentos felices que, todavía perduran en tu memoria de aquellas noches de verano  – Juan Lois Mosquera


Nota Música sugerida – Alfredo Kraus / Alma de Dios


 Juan Lois Mosquera


Curriculum de Juan Lois Mosquera :

Nacido en 1942-Bachillerato por libre en Colegio Isabel La Católica. Preuniversitario Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Estudios de Perito Industrial Electricidad en Vigo ( los actuales Ingenieros Técnicos). Actividad profesional en la multinacional Siemens-Vigo (30 años) y Redcom – Vigo (Empresa de Telecomunicaciones). Desde su jubilación en el año 2.001,reside en O Carballiño. 

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