Pola súa importancia facemonos eco do ártigo Publicado no blog https://substack.com/@atlanticsommelier
Catamos en primicia las nuevas añadas de Antonio Míguez Amil
Boas Vides Branco 2023, Boas Vides 2022, Mirando Ao Chao 2022 y su increíble Tostado.
La semana pasada os he hablado de uno de mis elaboradores favoritos, Antonio Míguez. Después de casi año y medio me resultaba increíble qu lo hubiese hecho todavía, por lo que me alegro de que por fin os haya dej un reportaje en profundidad sobre su trabajo. Hoy, con la excusa de que nuevas añadas están a puntito de salir al mercado, os voy a dejar con est en el que os cuento todas mis impresiones sobre lo que se avecina, para dejaros con la miel en los labios.
Hay un apunte que me parece interesante comentar de antemano y es q esta ocasión, Antonio ha decidido apostar por certificar los vinos dentro de la D.O. Ribeiro para establecer un compromiso de colaboración con la final de cambiar las cosas desde dentro del sistema, sensibilizando de cara a una clasificación que zonifique el territorio y jerarquice la calidad, y también alertar de las consecuencias que tiene ese exceso de cargas burocráticas para los pequeños productores.
Tuve la oportunidad de servir estos vinos en exclusiva el pasado Noviembre en Edimburgo y Glasgow para un grupo de clientes y amigos. Vinos embotellados con antelación específicamente para esta ocasión y para la cata que los Colleiteiros do Ribeiro hicieron en el prestigioso 67 Pall Mall londinense

Estos días los he vuelto a catar con calma (ya que todavía tengo algunas botellitas) para transmitiros las sensaciones 3 meses después. Ya os anticipo que gustaron mucho a todos quienes los cataron en su día y que el reposo les ha sentado como anillo al dedo. Vamos a por ello
- Boas Vides, Branco, 2023
Antonio no volvió a elaborar un blanco desde su cuvée fundacional, ese Cruz da Pena del 2021. En aquella ocasión el vino se hizo exclusivamente con las uvas procedentes de la viña de John Roberts, colindante con su viñedo histórico de San Lourenzo da Pena. Esta vez, Antonio ha decidido unirlo con sus propias uvas provenientes tanto del mismo San Lourenzo como de Peitieiros, dando vida a un ensamblaje de variedades históricas del Ribeiro como lo son la Treixadura (60%), la Lado (15%), la Verdello Antigo (15%) y Albariño (10%).
Un vino que, tras fermentar espontáneamente en tanques de inox, descansaría en barricas durante 8 meses, en 6 de los cuales le hizo bâtonnage Está sacando al mercado 1080 botellas y 100 magnum.
Austero pero con amplitud de aromas que van desde las frutas de hueso como el mirabel y el paraguayo, hasta la manzana verde, la piel de pera y las flores tempranas de primavera (fresias, jazmín). En boca tiene nervio gracias a acidez vívida que desgrasa un cuerpo untuoso y con cierto peso. Muchos inputs minerales que dejan chispazos y destellos. Bebible y disfrutón aunque te recomiendo que dejes en botellero unas cuantas botellas durante algunos años porque la evolución va a ser muy top. Retrogusto largo, fresco y ligeramente amargo (piel cítrica).

2.Boas Vides, Tinto, 2022
Este es el vino más representativo de Antonio, su Boas Vides. Sale de 3 viñedos históricos (ver el post anterior para entender la naturaleza de estos viñedos en profundidad) como lo son San Lourenzo da Pena, Peitieiros y Formigueira.
Un vino con el que intenta revivir la memoria de los antiguos vinos históricos del Ribeiro. . Entre las castes (variedades) que componen esta cuvée nos encontramos con la Carabuñeira (40%; también conocida como la Touriga Nacional, aunque en Galicia tiene una carabuña – semilla – más que la portuguesa), la Caiño Longo (30%), la Espadeiro (20%) y un 10% de otras castes como la Alicante, Sousón, Brancellao y Zamarrica (también conocida como la Caíño da Terra).
Un tinto que fermenta con algo de racimo entero (en torno al 30%). Lo hace espontáneamente y en depósito de inox. Antonio le hace un bazuqueo y remontado diario durante 8 días para hundir el hollejo y que este entre e contacto con el mosto. Después lo deja 12 meses en el mismo depósito (donde hará la maloláctica) para después meterlo a descansar durante 6 meses en barricas de roble francés (de dos usos) de 500 litros.
Pese a haber sido el 2022 uno de los años más calurosos que se recuerdan y pese a haber esperado a que volviesen las lluvias de Septiembre para poder llegar a una maduración fenólica y no por semi-pasificación, el perfil del vino está cargado de una brillantez increíble. Aromáticamente es un festival de cerezas, frutos del bosque y ciruelas. Tiene recuerdos herbales (aunque no es un vino ‘verde’) y bastante especiados (pimienta negra y anisados). En boca es fluído, sedoso y con una energía apabullante. Hay recuerdos de la madera (canela, corteza) que no dominan el conjunto (quizá sea aconsejable dejar que se aposente un poquirritín más en botella) y un amargor adictivo que recuerda al pomelo.
Salen al mercado 2650 botellas y 100 magnum.

3. Mirando Ao Chao, BraCal, 2022
Este vino viene a ser el ‘Grand Cru’ de Antonio, de las que sólo comercializará 560 botellas y 50 magnum. Un vino de Viñedo Singular que sale de San Lourenzo da Pena y que junta sólo dos castes: la Brancellao (35%) y la Caíño Longo (65%).
Dos variedades antagonistas que se complementan con una sensibilidad del carajo, lo vimos con el BraCal del 2019 y, se vislumbran maneras en este 2022, con un potencial de guarda estratosférico.
El proceso de elaboración es casi calcado al del Boas Vides, diferenciándose en que los bazuqueos y remontados duran sólo 5 días. Por el resto, también fermenta y descansa en inox durante 12 meses previo paso a barrica de 500 litros, donde estará otros 6 meses. El vino, finalmente, volverá al inox unos dos meses previo embotellamiento para que se decante naturalmente por gravedad.
Un vino super perfumado, un cocktail de frambuesas, fresas silvestres, piel de naranja, pino, rosas y caramelos de violetas. Tiene más empaque y peso en boca que el Boas Vides, su acidez está muy bien integrada en un todo y le aporta licencia para envejecer. Los taninos todavía tienen que domesticarse con el tiempo, pero le dan un buen grip sedoso, no siendo ásperos. En boca el retrogusto es eterno, dejando una agradable sensación cálida con recuerdos herbales (laurel, hinojo, helecho).

4. Para do Pé, Tostado do Ribeiro, NV
Fue la curiosidad que caracteriza a Antonio la que le llevó a descubrir que ya desde tiempos inmemoriales, en el Ribeiro, se hacían los vinos tostados, es decir, vinos dulces que nacen de la semi-pasificación de las uvas. En este caso de castes históricas como la Treixadura, la Verdello Antigo, la Albariño, la Lado y la Albilla do Avia. Este proceso de secado se lleva a cabo en dos casas antiguas, con suelo de madera y ventilación natural de norte a sur donde se dejan en cajas fruteras superpuestas unas encima de las otras una vez vendimiadas (a principios de septiembre) hasta su prensado una vez se ha conseguido la pasificación deseada (en enero).
Este tostado echa entre seis meses y dos años en barrica de roble. Tiempo vago porque no estamos ante un vino de añada ya que Antonio mezcla el tostado echando una cosecha por encima de la otra, creando un sistema similar al de las soleras, con el fin de que este néctar se vaya asentando y madurando para darnos un vino dulce natural muy delicado y complejo, con un paso por boca que no se hace empalagoso ya que preserva una acidez natural que lo llena de vida. Con este vino vamos a beber un poco de historia.
Esperaros aromas que recuerdan al membrillo, a los dátiles, a la caoba, al mazapán, a las sultanas, a los orejones navideños… Boca super fluida, con buena energía y nada cansino. Una pena que sólo se hagan de esto 230 botellas, os vais a pelear por ello, os lo digo yo.
Espero que hayáis podido disfrutar de esta cata en primicia. No dudéis en poneros en contacto con vuestro distribuidor o punto de venta de confianza porque los vinos merecen mucho la pena y no vais a querer quedaros sin ellos. Ya os digo, ese Boas Vides Branco y el Mirando Ao Chao, aunque recomiendo (por romanticismo sobre todo) que guardéis algunas botellas, son algo realmente especial.